Friday, August 12, 2016

The Case of Nico Hines (Español Incluido)


The Olympics is an opportunity to bring together the world’s cultures and diversity in the spirit of competition and cohesiveness.  All around the world in practically every country on earth we gather in front of our televisions, laptops, ipads and smart phones to cheer on the spirit of humanity as it plays out in its most genuine form.  The athletes play to win and they relish in their appetites for victory, but in addition to winning they embrace the brotherhood of sport.  Through their competitive spirit athletes embrace one commonality above all else and that is the drive to succeed and encourage their fellow competitor.  When the race begins or the first serve is played all else is placed aside, no competitor focuses on the color of their opponents skin or hair, the height of the competition or the sexual orientation of their opponent, they focus on their own ability to perform at the peak of their athleticism and to cross the finish line first. 

This past week in Rio a journalist decided to highlight something entirely different in the world of the Olympic games, he chose to focus on the differences that divide us instead of the sport that binds us.  A young straight white married man with a kid decided it would be interesting to his readers to play a game of his own.  A game not sanctioned by the Olympic committee and certainly not sanctioned in the world of legitimate journalism.  Nico Hines decided to manipulate the emotions of other human beings for the purpose of outing LGBTI athletes from around the world in Rio.  There was no honor to his journalistic effort and certainly there was no journalistic integrity.  The only thing Nico Hines accomplished through his sick little twisted game was to bring harm to those he exposed.  Using dating Apps, he baited gay men into believing he was interested in meeting and or pursuing a physical relationship.  The problem, according to Nico Hines himself is that he is a straight man.  The purpose of using these Apps wasn’t for genuine reasons but to write a story outing Olympic athletes, many of who come from countries where by simply being LGBT is against the law and in some cases punishable by death! 

Nico Hines lacked honor in his approach, he lacked a genuine sincerity to tell a story.  He used his journalistic skills to bring shame on his own profession.  Highlighting the participation of LGBTI athletes in the Olympic games is certainly a noble intention, but manipulating your journalistic talent to deceive gay men into believing you are seeking something that you are not is beyond dishonorable.  If the intent of your story was to reveal to the world that Olympic athletes are using modern technology for the purpose of meeting each other for physical relationships, then just be honest about your approach.  I seriously doubt anyone on earth would be surprised that young healthy physically desirable gay or straight men and women seek each other out for romance.  I mean seriously that is a given.  However, that was not the purpose or the result of Mr. Hines journalistic effort.  Regardless of the purpose the result was Mr. Hines placed many of his targets in grave harm.  This isn’t about your distant relative finding out about your sexual orientation, this is about a human being potentially losing their life. 


There isn’t any moral fault with using Apps on your smart phone to meet and socialize with others, including for the purpose of meeting for potential short term or long-term relationships.  Mobile dating originated in 2003 but became more commonplace in 2007.  When I was a young man in grade school we used to pass notes in class via a friend, to a friend of a friend, to the boy or girl we wanted to meet.  Now young people just text.  When I was a young adult, before there were cell phones or the Internet we would meet other people of interest through friends or in bars.  Now young people just go to an App on their phone.  Meeting others has not changed, the process of how you go about it has, but at the end of the day the result is the same.  Everyone seeks friendship and companionship; this is a commonality every human being on earth shares.  No one should be judged or marginalized for the process or for who they are as a human being.  Nico Hines pathetic attempt at a human-interest story failed miserably.  There is no lesson in winning here, no lesson in the spirit of competition, no lesson in commonality.  The only lesson that can be derived from this failed attempt at journalism is simply this……take care of your own life, seek your own set of morals by looking in a mirror and leave the personal relationships of others alone.

El caso de Nico Hines

Los Juegos Olímpicos son una oportunidad de reunir las diferentes culturas y la diversidad del mundo bajo el espíritu de la competencia y la integración.  Alrededor del mundo y en prácticamente todos los países de nuestro planeta nos reunimos frente a nuestros televisores, ordenadores portátiles, iPads y teléfonos inteligentes para animarnos bajo el espíritu de ser parte de la humanidad, ya que vemos en estos el desempeño en su forma más genuina.  Los atletas juegan para ganar y disfrutan de su apetito por la victoria, pero además de ganar adoptan la hermandad del deporte.  A través del espíritu competitivo, dichos atletas, adoptan algo en común por encima de todo lo demás, que es el impulso hacia el éxito y el alentar a sus compañeros competidores.  Cuando comienza la carrera o el primer servicio, se juega y todo lo demás queda en un Segundo plano, ningún competidor se centra en el color de la piel o el cabello de sus oponentes, la altura de la competencia o de la orientación sexual de los mismos, se centran en su actuación en el punto máximo de su capacidad atlética y en cruzar la línea de meta primero. 

La semana pasada, en Río de Janeiro, un periodista decidió destacar algo totalmente diferente al mundo de los juegos olímpicos, él decidió centrarse en las diferencias que nos dividen en lugar del deporte que nos une.  Un hombre joven, caucásico, casado, heterosexual y con un hijo, decidió que sería interesante para sus lectores que el jugase un juego propio.  Un juego no sancionado por el Comité Olímpico y ciertamente no sancionada en el mundo del periodismo legítimo.  Nico Hines decidido manipular las emociones de otros seres humanos con el fin de sacar del closet a atletas LGBTI de todas partes del mundo en Rio de Janeiro.  No hubo honor en su esfuerzo periodístico, ni ciertamente, hubo integridad periodística alguna.  Lo único que Nico Hines logro a través de su enfermizo y retorcido juego fue hacer daño a los que expuso.  Usando Aplicaciones para buscar pareja, éste provocó a hombres homosexuales haciéndoles creer que estaba interesado en entablar relaciones con ellos.  El problema, según comento el mismo Nico Hines es que él es un hombre heterosexual.  El propósito de usar estas aplicaciones no era por razones genuinas, sino para escribir una historia exponiendo a estos atletas olímpicos, muchos de los cuales provienen de países en los que simplemente ser LGBTI va en contra de la ley y en algunos casos ¡penados con la muerte! 

Nico Hines no tuvo honor alguno en su enfoque, le falto la sinceridad genuina necesaria al momento de contar una historia.  Utilizó sus habilidades periodísticas para traer vergüenza a su propia profesión.  Destacar la participación de atletas LGBTI en los juegos olímpicos es ciertamente una noble intención, pero la manipulación de su talento periodístico para engañar hombres gay y hacerlos creer que buscaba algo que realmente no estás buscando, es más allá que deshonroso.  Si la intención de su historia era revelar al mundo que los atletas olímpicos están utilizando modernas tecnologías con el propósito de conocerse para tener relaciones, entonces simplemente sea honesto sobre cuál es su planteamiento. Dudo sinceramente que alguien en este mundo se sorprenda de que sanos jóvenes, hombres y mujeres, homosexuales o heterosexuales, físicamente deseables busquen conocerse para propósitos románticos.  Quiero decir, esto es realmente un hecho conocido.  Sin embargo, ese no era el propósito o el resultado del esfuerzo periodístico del Sr. Hines.  Independientemente de la finalidad el resultado es que el Sr. Hines puso a muchos de sus objetivos en un grave peligro.  Esto no se trata sobre un familiar lejano que descubre tu orientación sexual, Se trata de un ser humano quien potencialmente puede perder la vida. 



No hay ninguna falta de moral en el uso de aplicaciones para conocer y socializar con otros a través de teléfonos inteligentes, incluyendo aquellos usos con el fin de relaciones a corto o largo plazo.  Los sistemas para citas en móviles se originaron en 2003, pero no se convirtieron en algo de uso común hasta el 2007.  Cuando era un jovencito en la escuela primaria solíamos pasarnos notas en clase por medio de un amigo, a un amigo de un amigo, hasta llegar al niño o niña que queríamos conocer.  Ahora los jóvenes sencillamente envían mensajes de texto.  Cuando yo era un adulto joven, antes de que hubiesen teléfonos celulares o Internet conocíamos a otras personas de nuestro interés a través de amigos o en bares.  Ahora los jóvenes sólo tienen que ir a una aplicación en su teléfono. La búsqueda para conocer a otras personas no ha cambiado, el proceso de cómo hacerlo si, pero al final del día, el resultado es el mismo.  Todo el mundo busca amistad y compañía; este es un elemento común en todo ser humano sobre la faz de la tierra.  Nadie debe ser juzgado o marginado por el proceso o por lo que son como seres humanos.  El patético intento de historia de Nico Hines sobre los intereses de los seres humanos fracaso miserablemente.  En esta no vimos una lección sobre ganar, ni lección alguna sobre el espíritu de la competencia, ni lecciones sobre lo que nos hace comunes los unos con los otros.  La única lección que puede derivarse de este intento fallido de periodismo es simplemente la siguiente…… encárgate de cuidar tu propia vida, busca la moralidad mirándote al espejo y no te metas en las relaciones personales de los demás.