Friday, March 18, 2016

Will Words Fail Me.......(Español Incluido)



It is in times of the most continuous chaos that we often find moments of solitude and reflection revealing to us that despite all of the hate and anger that surrounds us there still exists love and humanity.  Throughout history we have witnessed on many occasions the inhumanity of man but it is in recent times we have seen a lack of sensitivity to this inhumanity.  We are witnessing a different type of response to the inhumanity that exists in the world today.  It has become most common to spew words of vulgarity and insensitivity toward others throughout not only social media, but throughout the world of traditional media.  Government officials and political candidates go to great lengths to avoid the real issues at hand by diverting their constituents attention with conversation most commonly reserved for houses of ill repute.  Religious men and women motivate their congregations by disseminating fear and untruths with words of hate and discrimination while lining their pockets with the money of those they have committed to care for and support.  And as a society we have become so desensitized to the worlds atrocities we cannot even muster a moment of silence for the loss of innocence without the criticism of many.

Words like dignity, integrity, grace and decency are no longer nouns used in our modern language, however the more concerning element is not the lack of the use of these words but the lack of behavior in our society these words define.  There was a time when an exchange of ideas between adults could exist without resulting to childlike communication techniques.  There was a time when one presented their position they did so without the use of profanity and personal attack.  If your only ability to assess the value of another person’s character is through criticism and the use of inappropriate language then clearly your assessment is with ill intention and full of judgment.  Of course there are circumstances where a more poignant point would deem necessary to convey one’s strong disbelief but it can be communicated without name calling. 

The evolution of communication has allowed us the ability to engage with virtually anyone in the world today.  We can through a variety of mediums directly communicate with a perfect stranger in a foreign land using a foreign language we may not even fully understand.  This process provides us with the security of anonymity and security of speaking and communicating in a fashion that we no longer feel any danger of repercussion for our expressed thoughts.  In addition, we have become so accustomed to the use of non-specific language to drive fear and motivation into our society that regardless of what one may say they have the ability to claim a lack of intention or that they were misquoted or their meaning was miscommunicated by the media.  This use of generic terms has allowed politicians, religious and social leaders to institute a moral compass, not applicable to them, for the purpose of judging others without holding themselves accountable to the same standard.  But at what point in the deterioration of our communication skills will we as a society say enough is enough?  At what point will we make a conscious choice to reinstitute a more refined manner of communication in hopes of developing a more refined society?  You see what we say matters, but how we say it matters just as much.  Words can cause great harm when inappropriately used and it seems to me we have many in our world culture who are intentional on causing as much harm to others as possible through the inappropriate use of words. 


It is my hope we can continue to have vigorous debate, generate spontaneity and drive our society forward through communication.  We must continue dialogue and create ideas for a better future for all people but it must be done with dignity, integrity, grace and decency if we are truly genuine in our endeavors of retaining our existence with love and humanity.  Not for my hope…….will words fail me.


Me faltarán las palabras…

Es en tiempos del caos más continuo que a menudo nos encontramos con momentos de soledad y reflexión, revelándonos que a pesar de todo el odio y la rabia que nos rodea aún existe el amor y la humanidad.  A lo largo de la historia hemos sido testigos, en repetidas ocasiones, de la crueldad del ser humano, mas no ha sido hasta épocas recientes que observamos una falta de sensibilidad hacia dicha inhumanidad.  Lo que vemos es un tipo distinto de respuesta a la inhumanidad que existe en el mundo hoy.  Ya es muy común proferir palabras vulgares e insensibles hacia los demás, no solo a través de las redes sociales sino también a través de los medios tradicionales.  Los funcionarios de gobierno y los candidatos políticos hacen todo lo posible por evitar las problemáticas reales que nos aquejan, desviando la atención de sus votantes con conversaciones que se escuchan más en una casa de mala reputacion.  Los hombres y mujeres religiosos incitan a sus fieles difundiendo temor y falsedad con epítetos de odio y discriminación, mientras llenan sus bolsillos con los dineros de aquellos a quienes se han comprometido a cuidar y apoyar.  Y como sociedad nos hemos vuelto tan insensibles a las atrocidades de este mundo que ni siquiera somos capaces de observer un momento de silencio por la pérdida de inocencia sin ser sepultados por las críticas de muchos.

Palabras como dignidad, integridad, gracia, elegancia y decencia son términos que el lenguaje moderno ya no emplea, aunque lo más preocupante no es que estas palabras estén en desuso sino que la sociedad hoy, con su comportamiento, no refleja una actitud cónsona con lo que las mismas definen.  Hubo una época en que un intercambio de ideas entre adultos podía darse sin devenir en una especie de rebatiña infantil.  Hubo una época en que al plantear uno su opinión lo hacía sin apelar a lenguaje profano o ataques personales.  Si una persona sólo es capaz de valorar el carácter de otra por medio de la crítica y el uso de lenguaje inapropiado está claro que su valoración es malintencionada y plagada de opiniones sentenciosas.  Claro que existen circunstancias en que un tema más acuciante podría ameritar que uno manifieste su incredulidad de forma contundente, pero ésto puede hacerse sin insultos.

La evolución de la comunicación nos permite interactuar con prácticamente cualquiera en el mundo de hoy.  Gracias a una diversidad de medios podemos comunicarnos directamente con un desconocido en un país extraño, en un idioma extraño que posiblemente ni siquiera comprendemos a cabalidad.  Este proceso nos brinda la garantía del anonimato y la seguridad de poder hablar y comunicarnos de una manera que ya no sintamos miedo a la repercusión por las ideas expresadas.  Además, nos hemos acostumbrado tanto al uso de lenguaje no específico para infundir temor e incitación en nuestra sociedad que independientemente de lo que uno pueda decir ellos tienen la capacidad de afirmar falta de intención o bien que sus declaraciones fueron mal interpretadas o que los medios no comunicaron el mensaje correctamente.  Este uso de términos genéricos ha permitido a políticos y líderes religiosos y sociales a instituir una guía moral, que no se aplica a ellos, con el propósito de juzgar a otros, sin sentirse obligados a medirse ellos con la misma vara.

Pero, ¿en qué momento en el deterioro de nuestras habilidades de comunicación diremos ¡basta! como sociedad?  ¿En qué momento tomaremos la decisión consciente de volver a instituir una forma de comunicación más refinada con la esperanza de construir una sociedad más refinada?  Ocurre que lo que decimos importa, pero igual importa cómo lo decimos.  Las palabras pueden causar mucho daño cuando se usan inadecuadamente y me parece que son muchos en nuestra cultura mundial que están decididos a causar a otros el mayor daño posible mediante el uso inapropiado de las palabras.


Confío que podremos seguir sosteniendo vigorosos debates, generar espontaneidad e impulsar hacia adelante nuestra sociedad a través de la comunicación.  Debemos continuar el diálogo y crear ideas para un mejor futuro para todos, pero ésto debe hacerse con dignidad, integridad, gracia, elegancia y decencia, si somos verdaderamente genuinos en nuestro propósito de conservar nuestra existencia con amor y humanidad.  Mientras no pierda la esperanza…no me faltarán las palabras.